domingo, 2 de mayo de 2021

EL ESPÍRITU DEL BOSQUE 6

Desde aquella noche no ha vuelto al bosque.

Una mañana

Yunho, se quedó un rato más en la cama. Mientras el gato, después de su rutina de belleza,  da  algunas vueltas en el mismo sitio para finalmente acomodarse y seguir durmiendo en la almohada.

Mirando el techo y las formas abstractas de las vigas—También lo viste, verdad Boo? El gato mueve las orejitas...

Las puertas de la ventana se abrieron, dejando entrar una fuerte brisa que atrajo con ellas pequeñas flores de manzanilla. Algunas cayeron sobre la cabeza de Boo, haciendo que el gato se viera realmente adorable. Su ronroneo  hace que Yunho poco a poco se vuelva a dormir y sueñe con un sendero de faroles colgados de los árboles, mantos de tréboles de cuatro hojas y la hermosa presencia de aquel muchacho, que  emerge entre neblinas. 

El canturreo de su madre lo despertó.

Más tarde

Sentado en un escalón a la entrada de la casona...mira el valle, a veces, todo se queda en silencio por algunos segundos, entonces puede escuchar una lejana melodía. Luego todo el valle parece cantar. A la vez los sonidos que hace el viento cuando mece las copas de los árboles y el ruido melodioso del riachuelo. La risa de algunos muchachos y el maullido de gatos. Alza las cejas y se pone de pie...sube a una pirca de piedras para ver más lejos. Solo ve pasar la brisa arrastrándose entre la hierba. Como susurrando un secreto a los seres más pequeños.



Estaba tumbado en la cama cuando escuchó ruidos en el ático. Lo más probable es que sea el gato Boo. Subió a ver, pero no estaba...de todos modos se acercó a la ventana y miró el valle. Se quedó mirando el gigantesco árbol que parece llamarlo con sus ramas que se mueven con el viento.

Aun somnoliento camina hacia el mercado, la pereza de Boo es contagiosa, dice bostezando. Cada paso, es para Yunho un lugar más pintoresco que el anterior. Luego de haber comprado las especias que su madre le anotó en un papel, caminó hacia la pequeña plaza del pueblo. Nota las miradas de los pueblerinos, supone que el chico nuevo es novedad. Vio a la anciana de la otra vez, rodeada de niños, les contaba una historia. Yunho se acerca lo suficiente para poder escuchar.

—Cuenta la leyenda, que en noches sin luna...sale un espíritu malvado a recoger las almas de los niños y jóvenes desobedientes...se los lleva al interior del bosque, nunca regresaron...en su lugar, aparecieron cientos de gatos. Algunos niños regresan, después de tomar el alma de otro...un cambio justo. Por eso niños, sean obedientes.

Algunos niños corren a abrazar a sus padres, sollozando, otros más divertidos imitan el maullido de gatos. 

La anciana sonríe, veo que tendremos muchos gatitos esta temporada.

Yunho, hace una mueca—Que clase de historia es esa.

La anciana lo mira y se acerca, sonríe mostrando sus encías—Ya te encontró?

Yunho retrocede, camina de regreso...más bien corre.

Dejando el encargo de su madre en la cocina—Esa anciana loca, me da escalofríos.

Su madre respira hondo, sabe bien de quien habla, años atrás, esa anciana, perdió a su nieto, cuando este molesto corrió hacia el bosque. Ella cree que el espíritu de su nieto está atrapado. Pobre mujer, dice, perdió la razón.

En ese momento el señor Jung entra a la casona por un refrescante jugo de naranjas, para luego tomar del brazo a su esposa, sintonizar en la radio los recuerdos  y bailar. Yunho rueda los ojos, cuando sus padres están en plan amoroso, es mejor alejarse.

El sol está  en su auge y sin embargo es como si los rayos cayeran tibios, y la brisa arremolinada hace bailar a las amapolas que crecen en abundancia a las orillas del camino, amarillas, rojas y anaranjadas.

Yunho bosteza, decidió explorar los alrededores. 

El muchacho tiene el presentimiento que alguien lo sigue...se detiene, mira hacia atrás, no ve nada...se encoje de hombros, sigue el rumbo de piedras de colores, pero otra vez esa sensación...vuelve a detenerse y voltea...Respira hondo, algo se mueve entre los mantos de amapolas, Yunho se acerca despacio, un paso, dos pasos. Cayó sentado cuando Boo salta contra su pecho. Se quedó tumbado en el tierno pasto, controlando su respiración, Boo se quedó quieto a su lado—Me diste un gran susto, dijo Yunho, acariciando las orejitas pequeñas de su gato.

El ronroneo de Boo es tan sereno. 

Los lazos se van tejiendo. 

La brisa trae el aroma de pinos del bosque. 

Yunho respira hondo, siente una leve sensación en su pecho...tiene la seguridad que algo soñó, pero ya no lo recuerda.

De pronto entre todo lo reluciente y colorido del valle, se cierne una oscuridad pasajera. Boo está alerta.

Yunho mira el cielo, que extraño, murmura. 

Boo se puso a maullar, tan fuerte que todo el bosque pareció detenerse para escucharlo. El gigantesco árbol dejó de mover sus ramas por algunos segundos. Hasta que el viento regresó y bajó susurrando un nuevo secreto entre brisas por los campos de flores. Incluso los cánticos del riachuelo habían cesado.

Oye te duele la pancita? pregunta el muchacho. Alza una ceja—Eso te pasa por ser glotón, Boo.

El gato corrió en dirección al bosque, a ratos voltea a mirar a Yunho.

Maúlla.

Yunho respira hondo, y, lo siguió.

Al rato

¡Boo! donde estás...te perderás y yo también. Gato loco ¡ven aquí!

Se quedó quieto mirando todo al rededor, realmente fascinante, como la mejor fotografía...los colores tan brillantes y limpios...Debió haber traído su máquina fotográfica, es vieja pero aún sirve. Lo vintage está de moda, diría su madre. 

Ve cuatro senderos exactamente iguales...creo que estoy perdido. Donde rayos está el norte, dice refunfuñando.

Escucha un maullido, pensó que su gato había regresado—Espero que sepas el camino de regreso. 

Dio un paso, y...

Agáchate, dijo un joven que estaba aparragado oculto entre el follaje del bosque, Yunho iba decir algo, pero otro chico más alto lo agarra del brazo—Agáchate y no digas nada.

Yunho frunció el ceño y miró hacia el cielo como lo hacen los otros chicos, hace una mueca, solo vio una nube negra que pronto desapareció.


Después todo volvió a la normalidad.

Disculpa nuestros modales, dijo uno de los muchachos, soy Junsu, el muchacho alto es Changmin (baja la voz) le gusta pelearse en los tejados (carraspea) el de allá es Yoochun.

Todos dicen ¡Hola!, de manera encantadora, Yunho alza una ceja, ya había visto a dos de ellos, la otra vez en el pueblo.

Respira hondo—Que fue todo esto...de que se ocultaban, mi gato también se asustó, yo solo vi una nube negra., lo cual es extraño...es un día soleado.

Verás, dijo Junsu, indicando el cielo—No es cualquier nube, es un espíritu maligno que se lleva las almas de los niños y jóvenes amargados.

Yunho hace una mueca—Me quieren tomar el pelo, verdad?

Yoochun—Es una historia que se ha contado de generación en generación, es común ver a los niños desobedientes escapar de la nube negra, los padres mantienen así, quietos a sus hijos. Para algunos es un cuento, para otros...

Changmin—Es el espíritu del mal, que se lleva a los jovencitos desobedientes, extrayendo toda su alma y así ser más fuerte.

Yunho hace una mueca—Al parecer todos están locos en este pueblo al igual que la anciana.

En ese momento sintió un latido de su corazón, acelerarse...fue extraño. Como si el aroma más dulce golpeara su alma.

Yunho voltea...

Sintió que todo su cuerpo se desplomó pesadamente para luego sentirse liviano como una pluma. Fue como si sus pies tuvieran alas, sintió que podía tocar el cielo...Yunho se sonrojó y ninguna palabra lograba reunir,  se vienen a su mente letras sueltas y corazones titilantes. 

Un bello muchacho con una corona de manzanillas sobre su dorado cabello, llegó caminando sobre pequeñas flores de color violeta.

Yunho balbucea...

El muchacho sonríe y con ello todo pareció ser aún más brillante, y, sintió que el bosque tiene otro aroma, otro color...mira hacia el cielo, ve entre las ramas de los árboles, destellos de luz dorada.



CONTINUARÁ...