viernes, 1 de septiembre de 2023

EL ESPÍRITU DEL BOSQUE 10

 


Una tarde, después de clases y de estar tumbados en el pasto, viendo y sintiendo el constante murmullo del bosque, con sus manos entrelazadas, Yunho regresó a la casona, sintiendo su corazón más enamorado que el día anterior. En el camino ve a Boo correr jugando con las flores silvestres. Ríe cuando la brisa hace girar un montón de flores quedando como tiara sobre la cabeza de su gato.  Realmente adorable, pensó.  Boo saltó hacia sus brazos. Cuando llegó, sintió el inconfundible aroma del chocolate caliente. Se quedó un rato sorprendido en el umbral de la puerta. La anciana estaba de visita, cuando lo vio se acercó de inmediato, Yunho creyó que pellizcaría sus mejillas, pero en vez de eso, acarició suavemente las orejitas de Boo., luego mirando a Yunho entrecierra los ojos—Te lo dije, que, él te encontraría.

La señora Jung sirve la cena, mientras la anciana mira con idolatría al pequeño gato... Puedes quedarte con él, dijo. A lo cual Yunho responde un rotundo¡No! Carraspea, lo siento, Boo no está acostumbrado a otras personas. 

Creo que la anciana, dijo en voz baja, su madre. —Ella lo necesita más que tú, está tan sola y mira a Boo parece agradarle.

Yunho hizo una mueca, su gato estaba en la falda de la anciana, ella le canta una canción de cuna. 

Subió al cuarto, está molesto. —Gato traidor (murmura) Se tumba sobre la cama tapando su rostro con la almohada.  Al rato, Boo saltó sobre él, ronroneando entre sus piernas, para luego amasar la almohada, dar algunas vueltas en el mismo lugar, y acomodarse a dormir.  Yunho lo mira un rato, ¿verdad que no me dejarás nunca, Boo? El gato responde con un somnoliento maullido., aún dormido, sigue su cascabel cantando.

Más tarde, cuando el muchacho se durmió., Boo salió por la ventana del ático. La anciana tuvo una especial visita de madrugada, antes que el sol y la luna se miren al pasar.

Mi querido nieto, dijo sujetando sus manos suaves. Sus ojos brillan y siente que su alma se libera de una forma delicada y placentera... Cerró los ojos y en aquel sueño eterno, pudo ver campos de belleza sin igual y a quien tanto amo años atrás. Su esposo la espera para traspasar juntos las grandes puertas de plata. Qué espléndida paz.


Algunas horas después

Era una buena mujer, ojalá encuentre la paz eterna, es lo que comentan los aldeanos... mientras caminan detrás del cortejo fúnebre, el valle los acompaña con pequeñas flores blancas como lloviznas que caen sobre el carruaje mortuorio.


Los días siguientes

Yunho fue al pueblo por una encomienda de su madre, al atardecer las luces de los faroles comienzan a encenderse, así como dos faroles están encendidos en la casa de la anciana, supone que los aldeanos las encienden, ya que nadie habita, ahora ese lugar.

Es un misterio, dijo su padre.

Yunho hizo una mueca.—¿En serio crees que son espíritus?

Yo solo digo lo que he escuchado durante estos largos años.

Por qué nuestra casa no tiene faroles ni esas casitas pequeñas.

Su padre se quedó pensativo, se encoge de hombros—No es nuestro momento, aún.

Yunho se quedó más confundido.


Luego en la cocina

De qué tanto parloteas con Yunho, preguntó la señora Jung... Su esposo lo mira—Ya lo olvidé.


Quiero que tomes mi mano, dijo Jaejoong, y hagamos que este día sea especial. ¿Escuchas el sonido del tren? Yunho escucha las palabras de Jaejoong las mismas que lleva el viento, puesto que los labios del ángel son como cerezas.

No importa donde lo lleve, él solamente lo sigue hacia el camino dentro del bosque, donde los faroles cuelgan de los árboles y las candelillas siguen dormidas.

¿Confías en mí? Preguntó Jaejoong... Yunho respondió con un sonoro suspiro—Sí.

Entonces los árboles comenzaron a despejar las vías de la antigua estación y ante la mirada incrédula y atónita de Yunho, un viejo tren emergió entre nubes de vapor.